miércoles, 27 de agosto de 2008

Re abanderamiento de la XXI Zona Puebla - 1983

Periódico Nueva Era de Puebla
Jueves 1 de Septiembre de 1983
Por Carlos E. Sevilla

Una nueva etapa más en la historia del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario, se escribirá el próximo domingo, cuando en la amplia explanada del Parque Benito Juárez, juren bandera quien son parte de una nueva hornada de Pentathletas.
En los años sesentas, bajo el comando del Lic. Jorge Romero Vargas, este grupo alcanzó sólidos niveles. Los de entonces, que en carácter de Oficiales secundaban al abogado, eran Rubén Villegas Tovar, Primitivo Osorio, Jaime Domínguez y Roberto González, porque otros más, no menos importantes, escapan al recuerdo en largo tiempo pasado.

Pentathlón era no sólo desfilar gallardos, sino el intervenir con seguridad y atingencia en competencias deportivas. Los Jóvenes se fueron haciendo maduros, abocados a tareas relacionadas directamente con la supervivencia; difícil persistir en las jornadas mañaneras, con el cielo oscuro y el frío a veces inaguantables.

El Pentathlón pareció entrar en un largo sopor, como bostezo contenido, con tímidos intentos de revivirlo. Hubo una escuela, hubo herederos de aquellos precursores de los sesenta, pero poco se concretó.

Hasta que un buen día, en 1983 de la depresión, en el parque Juárez, a donde concurren las heladas mañanas, los que mantienen la buena condición, asomaron nuevos pupilos.
Algunos de esos mismos, de los sesentas, retomaron la estafeta, convocaron a ex compañeros y llamaron a nuevos jóvenes, para revitalizar el viejo cuerpo.

Muchos de treinta años, otros pocos de cuarenta; poco pelo en algunos, cuerpos robustos, pero el corazón, aunque suene más que poético, cursi, igual de fuerte, con la misma vitalidad.
El Primer Capítulo se escribe pues este domingo. Más que Alejandro Dumas y sus Veinte Años Después, será el deseo de hacer algo por esta ciudad. Porque después de todo, ninguna necesidad imperiosa o de interés particular, tenían para hacerlo. Y lo están haciendo. Y esos, Señores del Pentathlón, vayan que cuentan mucho.